24 de marzo de 2011

es domingo, y tengo resaca de tanto amor.

                                                 PARTE 3
Así fue, ha Sevilla vamos, en una moto cualquiera, no mucho mejor, aunque tampoco peor, que las demás de la autopista, recorremos la A-49 a 110 kilómetros por hora, a toda hostia, ¿quién iba a pararnos? dos jóvenes, enamorados de la vida, con una maleta llena de ilusión y sueños inalcanzables, imparables, con la mano derecha llena de alegrías, y la izquierda de amor, partimos raudos a Sevilla; ¡corre! ¡corre más! ¡quiero volar! ¡quiero mirar con recelo a las nubes! quiero poder reirme de lo insignificante que es el mundo a tres metros sobre el cielo y poder sentir la adrenalina en mi cuerpo, como si fuera nuestra última noche, quisiéramos darlo todo. No lo aguanto más, le abrazo fuerte y grito, como no he gritado en mi vida, no con rabia, ni con desprecio, ni con asco, grito con ganas de hablarle al mundo y decirle que somos los más rápidos, ¡corre!, claro, el sonríe y dice pero, ¿y si nos pilla la policía?, ¿y quién te ha dicho que nos vayan a pillar?
él sonríe de nuevo, solo que esta vez acelera, y sí, lo siento, la adrenalina corre por mis venas y esta vez le abrazo más fuerte, quiero sentir su adrenalina.
"PROVINCIA DE SEVILLA" eso ponía en el cartel que acabábamos de pasar, estábamos tan cerca de un sueño... de mi sueño, quién mi diría que ese sería mi sueño. Ir a Sevilla, tal vez debería intentar llegar a algo más pero, no lo necesito, estoy bien con mi adrenalina y mis mariposas en el estómago.
Ya estábamos aquí, Sevilla, prepárate, dos jóvenes enamorados van a recorrer todas tus calles, en un tiempo récord. Miguel consigue aparcar perfectamente, en una esquinita, junto a una pequeña tienda de platos y souvenirs, que hortera es todo... Bajamos de la moto, a lo que él me coge la mano y me dice, señalando con la otra mano, ¿ves aquel restaurante de allí? sí, ¿qué pasa con el? allí vamos a comer, y el último que llega, ¡paga! entonces el echa a correr, va despacio, pretende dejarme ganar, pero de eso nada, yo gano por mis propios méritos, y echo a correr. Le paso, y justo cuando estoy a punto de llegar al restaurante, ¡voy a ganar! siento que alguien me agarra la mano, otra vez, ¿que demonios...? pero no me da tiempo a gritar, él me gira bruscamente y me besa, pero esto es algo suave, un beso dulce, aunque a la vez apasionado, no muy pesado, pero para nada ligero, un beso, muchos, muchísimos, miles y miles de besos, pero no son esos besos cualquiera, son sus besos, espera, ¿sus besos? no, ya no son sus besos, ahora, son nuestros.
estamos a punto de entrar en el restaurante, aunque a mi se me ocurre algo, mucho mejor oye, yo no quiero entrar aquí, quiero algo más improvisado, más nuestro, y menos como de todo el mundo ¿qué me quieres decir Esther? esta vez, te toca seguirme a mi.
Y ahora mando yo, esta vez soy yo la que echo a correr, no a un restaurante mas caro, o con mas caché, ¿para que algo tan predecible? cruzo la carretera, no tengo tiempo de mirar si viene algún coche, y llego a la bocatería de enfrente a lo que llega Miguel detrás mia. Dame un bocadillo de tortilla y... ¿tu de que lo quieres Miguel? parece perplejo, esta vez, soy yo la que lleva le control. pues, otro de tortilla, mismamente de acuerdo, disculpe señorita, mejor que sean dos de tortilla 
Así que nos los prepara, cojemos la moto, esta vez conduzco yo, y vamos a la otra punta de Sevilla, nos paramos en el valle del Guadalquivir, bajamos, un césped verde, natural, puro, con alguna que otra gota de rocío mañanera, nos sentamos, y empezamos a comer ; silencio, se nota el hambre, aunque no mucho más que el amor que se respira, cruzamos miradas, tragamos, y alguna que otra sonrisa se cuela entre mordisco y mordisco. Este amor no ha sido cultivado poco a poco, ni con paciencia o necesidad de que crezca, no, esto a surgido a lo bestia. 
Esther, tengo que preguntarte una cosa, no se que vas a decir, tal vez no lo hagas, porque ni siquiera me conoces, pero, tengo que decírtelo, ya.
¡Ay madre mía! ¡Ay madre mía! ¿qué me quiere decir? uf, y pensar que yo sentía adrenalina, ¡esto si que es adrenalina! ¡feromonas reproduciéndose a una velocidad tal vez preocupante y un corazón que palpita más rápido de la velocidad permitida en la A-49!
Por supuesto...trago saliva dime.
Esther... tengo asientos en segunda clase para mañana a las 2:15 de la tarde a Roma, al Vaticano, tal vez, tu quisieras... 
Roma... eso está mas lejos que Sevilla, si nos pelamos, no es tan fácil volver, no llevo dinero en el bolsillo, solo cincuenta euros... y una maleta que ni siquiera he abierto... Yo no se nada de él, aunque, el sabe cosas maravillosas sobre mi, y está claro, que si el amor no es locura, no es amor. Además, ahora mismo me iría a Haití si hiciera falta, solo quiero estar con él, iría con el al fin del mundo, si está conmigo, hasta el fin del mundo puede ser el lugar mas bello que existe. 



2 comentarios:

Quiero desaparecer, que nadie sepa nada de mi... Ser una Don Nadie, que es lo que llevo siendo desde que te fuiste .